Cuando tenía 10 años tuve mi Primera Vez. Ella tenía 11, y murió al cabo de 6 meses. Al poco de habernos estrenado, los adultos nos vieron intercambiando un beso y prohibieron todo contacto. Nunca nos casamos por supuesto, pero de igual modo desarrollé los síntomas, tanto del Síndrome del Luto Complicado -como le llaman ahora- como del Síndrome de Stress Postraumático. A mis 15, en un intento desesperado por no enloquecer completamente, comencé a escribirle. Las primeras que lo leyeron lo bautizaron como Poesía, y así lo he pubicado desde entonces. Esta vez agrego una Primera Parte, contando el motivo de mi locura.