Esta obra ofrece una mirada íntima a la historia de vida de mujeres gambianas que deciden priorizar la vida de sus hijos antes que sus sueños o su educación; trabajan vigorosamente cada día para alimentar a su familia en un país donde los empleos son trabajos físicos escasos y mal remunerados, que requieren mucha energía y tiempo, como la pesca, el campo, la lavandería, la limpieza de casas.
Con empatía y sororidad, la autora expone de manera fidedigna los testimonios de mujeres de Gambia de distintos orígenes, edades, oficios. En sus narrativas es posible reconocer la fortaleza, perseverancia y resiliencia de las mujeres en un contexto donde las costumbres tradicionales las han dejado en desventaja y, en muchas ocasiones, sin voz.
"Cuando somos niñas nos enseñan a guardar silencio para no molestar; cuando somos un poco más mayores nos dicen que no hablemos porque, si no, nadie se va a querer casar contigo; cuando finalmente te casan nos dicen que callemos para no contradecir a nuestros esposos; y cuando estamos viejas hemos olvidado cómo hablar", Mariama Manga-Gómez.