Con ¡Oh! Natura, Sylvia Bofill Calero se consolida como una de las teatreras más relevantes del Puerto Rico contemporáneo. Esta pieza, que engalana la serie Otra escena de EEE, combina la agudeza del comentario sociopolítico con la experimentación formal. Se trata de un teatro en el que los personajes son plenamente conscientes de que sus vidas, sus cuerpos y sus relaciones son artificio y de que este, a su vez, se pone en escena para el juicio público.
El foco de la pieza es una mesa larga y ancha en la que nunca se come, pero en la que siempre se está comiendo. En esa mesa caben "Los Santillá" solo en la medida en que inmolan el cuerpo muerto del hijo pato, excluyen el cuerpo de la sirvienta negra, rechazan el cuerpo de la hija fea, operan el cuerpo de la hija linda y silencian el odio que ha sido el legado de la genealogía familiar. Esa mesa y sus objetos se manipulan con el objetivo de reafirmar el capital social de una "familia de apellido", pero no hay vajilla, mantel ni silla a la que no se impongan las enredaderas de un jardín irresoluto, desordenado y libre.
Como en el mejor teatro de todas las épocas y lugares, ¡Oh! Natura revela el carácter teatral de la vida misma, pero, para el presente de dramático expolio en Puerto Rico, demuestra, en particular, que las clases privilegiadas y sus afectos se montan, las más de las veces, sobre la violencia y la exclusión. La natura, sin embargo, siempre impondrá su verde y cobrará sus cuentas.