"Este libro [...] es el bautismo de un sueño que comenzó con Roger
Bacon encerrado en su celda y que continúa en la volátil pluma de
todos los ensayistas aquí convocados. El Primer concurso de ensayo fray
Roger Bacon le rinde un homenaje a la figura de quien fue un buscador
abismal. El Doctor mirabilis, como se le suele llamar en los pasillos
teológicos, nació muchos años antes de que el gran Michel de
Montaigne dijese: 'Yo mismo soy la materia de mi libro', en esos Essais
que inaugurarían en la literatura una nueva forma de expresión. Sin
embargo, ya en él estaba la semilla de lo que Montaigne haría llegar
hasta ensayistas contemporáneos como los que se reúnen aquí: la
noción de ensayar, una y otra vez, la respuesta ante lo desconocido.
[...]
A quién de los franciscanos, sino al Doctor mirabilis, podíamos dedicar
un concurso de ensayo en una universidad que sigue abrazando sus
propósitos, pues toda verdadera universitas ha de tener como centro a
Sophia en un canto orquestado de saberes, todos y cada uno aunados
por la búsqueda de la Verdad. El ensayista, en un modo diferente al
tratadista o al articulista, sigue buscando lo verdadero del mundo,
pero no teme arriesgar y sonreír. No duda nunca del poder de la
fusión entre conocimiento e imaginación. Imagen alquímica del
Fuego y el Agua equilibrados en una balanza sostenida por nuestro
patrono, fray Roger Bacon.
Sean pues estas palabras, afirmación y alabanza de lo que continúa".
Del Prólogo de Ezequiel Quintero Gallego