Experiencias como la conformación de la Unión Europea tras el debilitamiento sufrido como consecuencia de la segunda guerra mundial, han puesto en el centro del debate el fenómeno de la integración regional que se entiende como un proceso complejo con dimensiones políticas, económicas, sociales y culturales. Si bien la integración europea ha mostrado sus primeras fracturas como producto de la crisis económica de principios del siglo XXI, es innegable que los procesos de integración pueden redundar en ventajas para los países que participan en ellos.