"Lo que nos constituye a todos como individuos fue sacudido por un virus incontrolable, el Covid19 que por sus características destruyó todo lo supuestamente establecido y nos enfrentó con un estado de perplejidad difícil de sobrellevar. Se trata de una catástrofe de dimensiones insospechadas, y podría decirse sin precedentes, ante la cual se hace necesario resistir y soportar la turbulencia que arrastra esta especie de Tsunami viral. Sabemos que la presencia del otro, del semejante, es fundamental en el proceso de constitución subjetiva, así como también en las situaciones de crisis y catástrofes que amenazan movilizando angustias profundas que irrumpen en el mundo interno potenciadas por el mundo externo, que se ha vuelto atemorizante. La pregunta que surge es cómo puede hacerse posible el aislamiento social sin que la subjetividad resulte perjudicada, dañada, atravesada por la soledad forzada constituyéndose en parte del "grupo de riesgo" donde no sólo las fronteras geográficas están cerradas sino también las del contacto humano para poder asistirla, socorrerla. Nos preguntamos cuántos "aislamientos", soledades y otras problemáticas no sólo subjetivas, sino también sociales y económicas se potenciaron a partir del confinamiento que favorece la emergencia de carencias, síntomas y angustias que hasta ese momento estaban compensados. Tratar de atravesar la inevitable cesura que provoca esta Pandemia con todo lo conocido, lo valorado, lo amado y vivenciado como propio de lo humano nos demanda reconocer las transformaciones que nos llevarán a buscar otras formas de humanidad para recuperar el registro subjetivo que cada cual posee de lo humano. En todas esas áreas tal vez no tengamos la presencia física de la misma manera que acostumbrábamos, pero hay algo que sí crea presencia, una invariancia en la que nos apoyamos como psicoanalistas que es la palabra y que también transforma, es como un cuerpo que abraza. testimonio de una época que se intenta transmitir en este libro"