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Hija de emigrantes gallegos, MARTA TRABA (Buenos Aires, 1930-Madrid, 1983) nació y creció en el contexto de la «década infame» y el «peronismo clásico» argentinos, hecho que marcaría sensiblemente su infancia y adolescencia y forjaría el carácter de su juventud, asentada en un fuerte compromiso político. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Buenos Aires, viajando posteriormente a Roma y París para especializarse en Historia del Arte. Se instaló en Colombia en 1954, iniciando una intensa labor como agitadora de la vida cultural de la época, hasta convertirse, en palabras de Elena Poniatowska, en «una figura imprescindible en un país en el que mandaban los militares». Profesora de Historia del Arte en la Universidad de América desde 1956, incursionó muy pronto en la televisión nacional en el empeño de convertir el arte en un bien accesible y atractivo para el público general. Algunos años más tarde, convertida ya en la crítica de arte más respetada del panorama artístico colombiano por sus aportaciones al estudio de dicha disciplina en Latinoamérica, fundaría el Museo de Arte Moderno de Bogotá, todavía en activo. Dejó un legado compuesto por más de veinte volúmenes de historia y crítica de arte, innumerables artículos, una colección de poemas, siete novelas y dos libros de cuentos. De su obra narrativa conviene destacar Las ceremonias del verano (1966, 1981; Firmamento, 2021), Los laberintos insolados (1967), Pasó así (1968), Homérica Latina (1979), Conversación al sur (1981) y En cualquier lugar (1984), esta última publicada póstumamente. Falleció en noviembre de 1983, en Mejorada del Campo, Madrid, en un vuelo con destino a Colombia, adonde viajaba para asistir al I Encuentro de la Cultura Hispanoamericana, invitada por el presidente Belisario Betancur, que algunos meses antes le había otorgado la nacionalidad colombiana.
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