La Flomar avanzaba decidida hacia el que era su objetivo militar, «la ocupación territorial de las islas para, por su parte, otras fuerzas atacar a lo largo de la frontera». El comandante reunió a toda la tripulación en toldilla y ahí, en medio de la ventolera y con las luces del alba, 04:00 horas en latitud 55º, nos dijo: «Dotación del Serrano, ha transcurrido un siglo desde la gesta de la Esmeralda en la rada de Iquique y el ejemplo de Prat sigue intacto entre nosotros, como si fuera ayer. Es cierto, han transcurrido ya cien años y las tecnologías han cambiado, pero en última instancia no debemos considerar el abordaje como una táctica obsoleta. Durante un año entero nos hemos preparado para este momento y toda la dotación ya está entrenada para cumplir con su deber. ¡Artilleros, cuando el enemigo cruce las doce millas, abrir fuego a discreción! ¡A sus puestos!». Un sargento de maniobras gritó: «¡Viva Chileeee!», y en estruendosa asonada la gente respondió «¡Vivaaaaa!», con tanta fuerza que remeció el alma de todos los que estábamos ahí presentes.