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Ricardo Ávila Alexander
Escritor y catedrático mexicano, nacido en la vieja ciudad de hierro en los álgidos años setenta, de un siglo XX que nos dejó la nostalgia y la gloria de un México "agonizante, perpetuo [...] dando tumbos y propinas entre tequilas perpetuos / y pedroinfantes de mentira; entre currucucúes de palomas beltranescas, / de una noche vestida de estrellas, de luces... / también de noche y también de plata... en las garibaldinas plazas pasadas ya la media noche y el medio siglo con diez migajas de eternidad".
Radicado en Villahermosa, Tabasco, ciudadano planetario. Profesor universitario, cuya formación académica se orienta entre la comunicación, la sociología y la investigación educativa transdisciplinaria. Autor de un breve libro de cuentos, La mujer estaba dormida (1995), y de los poemarios Lenguajes peregrinos (2010) y Poemas Cósmicos, con el cual obtuvo el premio Tabasco de poesía "José Carlos Becerra, 2012". Fundador del Colegio de Ciencias y Artes de Tabasco A. C. Además ha sido antologuista y coeditor de poetas docentes latinoamericanos en Versos al Viento (Cátedra Pedagógica, 2015, 2016, 2017), una colección que busca promover y difundir la unidad latinoamericana a través de la palabra poética de los educadores.
Ricardo Ávila, es un escritor de una generación que transita entre dos siglos, jóvenes del siglo XX que vieron la modernidad apropiarse del mundo, de la literatura, de la palabra. Una generación heredera de los grandes poetas contemporáneos: Paz, Pellicer, Jattin, Neruda, Darío, Gorostiza, Parra, Silva, Martí; toda una pléyade de grandes voces, inmensos pensamientos e inmortales versos que dieron luz y sonoridad de oro a la poesía universal, sólo refiriéndonos al legado latinoamericano.
Las voces poéticas que acompañan a Avila Alexander, también representan el legado de una lírica que marcó una época convulsa en el contexto universal, definida por grandes poetas como León Felipe, Mallarmé, Whitman, Breton, Machado, Baudelaire, Rimbaud, Bukowski, Ginsberg, con una literatura contestataria, resultado de una sociedad cambiante, violenta y revolucionaria. Es así que los Días sin tregua en la poesía de Ávila Alexander abreva de todos estos remansos literarios. En su obra encontramos ecos de infinitos tiempos: esquemas para una oda tropical; barcos ebrios, poemas de amor, tantanes de muerte sin fin; rimas, hojas de hierba; mujeres salidas de historias nocturnas; piedras de sol; surrealismos; dioses que adoran; temporadas infernales; anti poemas, aullidos que forman en un laberíntico sueño soñado por el poeta, una obra con Lenguajes peregrinos, que buscan el milagro poético a través de la palabra.
La obra de Ávila Alexander es una poesía con el ritmo suave de los días sin tregua, una lírica que invita a ser leída, penetrando un mundo subterráneo y a la vez etéreo. En la poesía que funda Ricardo Ávila, la roca crece debajo de los días, como en un cataclismo prehispánico en donde la roca simboliza el tiempo detenido en la estela de un calendario aún desconocido, de un tiempo alterno como es el universo poético.
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