"La rosa que en el viento se destruye deja volar sus pétalos en una luz quemada", se lee en esta novela alucinada de Sara Gallardo, la última que publicó, un punto de llegada extraordinario para una obra deslumbrante, siempre certera, siempre singular, siempre cautivadora.
En La rosa en el viento todos los personajes se desplazan, emprenden viajes que son a veces físicos y a veces emocionales, pero que en todos los casos los llevan lejos de quienes eran al principio. Olaf, un inmigrante sueco que ha escapado de un terrible episodio en Italia, deviene criador de ovejas en la Patagonia junto a Andrei, un periodista ruso que busca, a su vez, conquistar a una mujer inconquistable, cuya historia nos llega en destellos, al igual que la de Oo, la india comprada por Andrei, o que la de Lina, que sigue a Andrei hacia el sur, y la de Olga, que dos generaciones antes ha seguido a Alexis el revolucionario a una América que, para estos personajes, es tanto una tierra de promesas como de olvidos que en verdad nunca se concretan.
Caleidoscópica, coral, sintética y moderna, La rosa en el viento reúne todo el talento de Sara Gallardo para narrar y conmover, y pide a gritos que volvamos a leerla.