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Luis de Góngora (Córdoba, 1561-1627). España. Nacido en Córdoba, el 11 de julio de 1561, Luis de Góngora perteneció a una familia de ilustre linaje. Su padre se llamaba Francisco de Argote, jurista erudito y humanista de tendencia antierasmista, y su madre, Leonor de Góngora, era una rica propietaria cordobesa de noble ascendencia (posiblemente judía). Luis trocó posteriormente el orden de sus apellidos, adoptando el materno como primero, debido a conveniencias económicas y exigencias nobiliarias. Su infancia y juventud transcurrió entre la abundancia económica y el refinado ambiente intelectual de la casa paterna. Inició probablemente sus estudios de lenguas y humanidades clásicas en el colegio jesuita de Córdoba. Pronto evidenció una gran capacidad para las letras, lo que promovió que su acaudalado tío materno, Francisco de Góngora, lo tomara bajo su protección, dotándolo de ciertos beneficios eclesiásticos con que costearse los estudios, beneficios para cuyo disfrute hubo de recibir órdenes menores. Más tarde, Góngora seguiría la carrera eclesiástica, aunque no con excesivo entusiasmo; sus intereses se volcarían ya siempre en las letras y la cultura. A la edad de quince años se trasladó a Salamanca para iniciar su formación universitaria en derecho, teología, literatura y humanidades. Por entonces, fray Luis de León regresaba triunfante a la cátedra salmantina tras su paso por las prisiones de la Inquisición. Durante cinco años estudió y vivió Góngora en Salamanca, con total dedicación y sin agobios materiales. Sus estudios principales fueron cánones y teología, aunque sus preferencias se decantaron más por la retórica y la poética; según él mismo, también estudió griego, latín, italiano, portugués, astrología y cosmografía, dedicando su tiempo de ocio a la música y la esgrima. Pronto fue consciente de que la poesía era su verdadera vocación, y dio por acabados sus estudios universitarios antes de obtener ningún título en cánones y teología. De vuelta en Córdoba, Góngora decidió recibir las órdenes mayores para poder seguir disfrutando de los ingresos eclesiásticos que le permitieran seguir su carrera literaria, iniciada hacia 1580 con la publicación de con sus primeros romances y letrillas, así como de una canción como prólogo a una traducción de Los lusíadas, de Camões. Se inicia así un periodo de juventud en el que, a la luz de numerosas evidencias biográficas, Góngora dedicará casi todo su tiempo a actividades más propias de un laico que de un religioso. Para resumir, el jovial y sociable Góngora restaba tiempo a sus obligaciones eclesiásticas y lo entregaba a las tertulias, los teatros, los toros, los contactos con artistas y comediantes y, más que probablemente, con damas de toda índole, alguna de las cuales debió dejar una especial huella sentimental en el poeta, según se desprende de sus Soledades. Asimismo, ya en esa primera juventud dio muestras de su gran capacidad para derrochar y adquirió una clara debilidad por el juego y las apuestas, vicios que, en adelante, lo pondrían en diferentes situaciones de escasez (dentro de su privilegiado bienestar) y endeudamiento, dificultades que solucionaría con préstamos y prebendas de sus conocidos pudientes.
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