«Sin el libro de Job habría muchas cosas en la Nueva Alianza a las que no prestaríamos atención. Lo que está en este libro es ciertamente superado por la cruz, pero es fecundo para la cruz y su interpretación. Lo que en Job queda infecundo, desemboca en la fecundidad de la cruz y hace que el misterio de esta se nos presente mucho más profundo y de mucho mayor alcance».
Este comentario sigue paso a paso los vericuetos del gran debate sobre el sufrimiento que es el Libro de Job. Entrando cada vez en las consideraciones de los distintos interlocutores, pone al desnudo las aporías de cualquier explicación humana. Así, en la experiencia de Job la autora vislumbra lo que le convierte en precursor de Cristo, al tiempo que subraya el salto irreductible de la Antigua a la Nueva Alianza. En efecto, solo la cruz de Cristo dará respuesta al clamor de Job. En su Pasión, se nos permitirá contemplar y experimentar a aquel Dios que antes, como Job, conocíamos solo de oídas.